Día 1: ¡Maldita
sea! ¿por qué me tenía que despertar justo 5:30? justo en mi horario de vacío y
desamparo. Creo que esto va ser más difícil de lo que imagine. Soñando
posibilidades, soñando que él me dice que sigamos juntos. Que cruel es la
realidad. Sin embargo ahora sé que está en su casa y eso me alivia, saber que
esa locura con pies ya descansa en su cama. Maldita sea. Él es tan adorable y
yo simplemente lo deje ir. Aun con su estupidez, su sonrisa de idiota y su
mirada que muchas veces me paralizaba. Él quiso toda una vida conmigo y yo lo tire por
el retrete. Entre coágulos, retortijones y lágrimas se nos acabó el amor. Y
ahora hago un jodido intento por recuperarlo. El me lo debe. Yo se lo debo.
Día 2:
Comienzo a ver esta separación como una oportunidad de superarme. Así será. A pesar
de la gripa, del dolor corporal desperté con cierto entusiasmo. Todo irá bien.
Mientras tanto veré algunas películas francesas.
Día 3: Primeras
horas del día y siento como si una bala
hubiera atravesado el corazón. Samuel no regresara.
Me ha
escrito. Regresará. Creo que sí. Tensión perfecta entre locura y esperanza.
(Por la tarde) Ahora todo
dio un cambio inesperado. No sé si lo extraño o no. Me siento aburrida, pero
esta vez es un aburrimiento q no me exige la muerte.
Comienza a
invadirme la idea de q él podría acostumbrarse a mi ausencia y entonces yo no sabré que hacer (no es proyección).
Día 5: ¿Por
qué la necesidad de compartir la vida con alguien?
Día 7: Deseo ser un pato.
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